jueves, 16 de abril de 2015

1. ¿Qué es el síndrome de burnout, síndrome de quemarse por el trabajo o del trabajador quemado?

Una primera aproximación a esta enfermedad procede de Maslach y Pines (1977), quienes lo identificaron como un síndrome de agotamiento físico y emocional que implica el desarrollo de actitudes negativas hacia el trabajo, baja autoestima, pérdida de interés por los clientes/ pacientes y que aparece en los profesionales de las empresas del sector servicios, donde hay una mayor interacción con los clientes/ pacientes. 




Así, vemos que esta patología “surge” en la década de los 70, pero esto nos lleva a pensar, ¿realmente esta patología es relativamente moderna o antes de los 70 ya existía? Según, las fuentes consultadas, probablemente, el síndrome de quemarse por el trabajo ya existía anteriormente a esta década, pero lo que realmente ha variado ha sido su incidencia, es decir, el número de casos que han ido apareciendo. Un dato que puede justificarse por el hecho de que el síndrome de quemarse por el trabajo puede llegar a ser “contagioso” si tenemos en cuenta los procesos de aprendizaje social o cualquier mecanismo de influencia social. De este modo, estableciendo un símil para que podamos entender este punto, el síndrome de quemarse por el trabajo es como si lo comparáramos con otro problema de salud, la obesidad. Evidentemente, siempre ha existido este problema de salud a lo largo de la humanidad, sin embargo, en la actualidad se esta observando un crecimiento epidémico de la obesidad a nivel mundial, tanto es así, que según la OMS se estima que existe 250 millones de obesos, lo que hizo que dicha organización, incluyera la obesidad entre las enfermedades epidémicas debido a su creciente tasa y a los problemas asociados que conlleva (diabetes, dislipemias, hipertensión arterial). Por tanto, el síndrome de quemarse por el trabajo no es nuevo, siempre ha estado ahí, lo que ocurría es que el problema no había sido detectado en toda su magnitud o sus proporciones no eran alarmantes.

Siguiendo con la definición del término, otros autores, como Edelwich y Brodsky (1980) conceptualizan el síndrome de quemarse por el trabajo como una pérdida progresiva de idealismo, de energía y del deseo de alcanzar objetivos profesionales, que suele aparecer en los profesionales sanitarios como resultado de sus condiciones de trabajo. Esto a su vez, nos lleva a pensar, “¿realmente el síndrome de quemarse en el trabajo afecta sólo a profesionales de ayuda o puede desarrollarse también en otro tipo de trabajadores?” Evidentemente NO, no solo afecta al colectivos de profesionales de la salud o la educación, sino que afecta a todos los trabajadores, lo que ocurre es que como en el caso anterior, es la incidencia lo que convierte al síndrome de quemarse por el trabajo en relevante para los sectores anteriormente comentados. Además, el estudio de estos sectores se hacen, quizás más importante por el alto grado de impacto que estas profesiones crean en la sociedad.



Por otra parte, Pines y Kafry (1982) consideran esta patología como un estado de agotamiento mental, emocional y físico causado por el estrés emocional crónico, resultado de la sobreimplicación excesiva de los trabajadores durante largos períodos de tiempo hacia las personas que prestan sus servicios. 



Desde consideraciones psicoanalíticas, algunos investigadores entienden que el síndrome de quemarse por el trabajo es un estado resultante de un trauma narcisista que conlleva una disminución en la autoestima de los sujetos. Sin embargo, la mayoría de los investigadores lo sitúan en un encuadre psicosocial y se describe como un proceso de adaptación a las situaciones de estrés laboral.

Desde la perspectiva psicosocial, el síndrome de quemarse en el trabajo no se identifica con estrés psicológico, sino que se concibe como una respuesta a fuentes de estrés laboral crónico vinculadas a las relaciones sociales entre los trabajadores y clientes.

Finalmente, todas las definiciones anteriores ayudaron a concluir una definición del síndrome de quemarse por el trabajo que es aceptado por la comunidad científica como síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal en el trabajo que puede desarrollarse por aquellas personas cuyo objeto de trabajo son personas en cualquier tipo de actividad”. En conclusión, podemos decir que el síndrome de quemarse en el trabajo es una enfermedad laboral que se caracteriza por un estado de agotamiento emocional provocado por un proceso gradual de estrés crónico.

2. ¿Por qué es importante conocer y estudiar el SQT?

En primer lugar y más importante, existe una gran necesidad de estudiar el Síndrome de quemarse por el trabajo  porque es considerado como un riesgo psicosocial emergente y epidémico. En el mundo actual, con todos los cambios rápidos acontecidos en las últimas décadas (tecnológicos, demográficos, etc.), se hace evidente que las exigencias laborales se han incrementado  y con ellas, el estrés y todos los problemas que ello conlleva. Además, el cambio en la estructura ocupacional, ha supuesto un incremento en el sector servicios en detrimento del sector de la industria, donde los trabajadores trabajan en grupos de personas y de cara al público. La cultura de la mejora de la calidad de vida laboral, el interés de la prensa por este tema y la Ley de Prevención de Riesgos Laborales son otros tres motivos que explican las razones por las que se hace necesario el estudio del síndrome de quemarse por el trabajo.




La organización internacional del trabajo reconoce que el entorno laboral puede llegar a ser un agente muy importante en el deterioro de la salud de las personas durante el desempeño de su trabajo. De hecho, según un estudio realizado por Houtman y Kompier (2001) afirman que la salud mental está muy condicionada por las características del entorno de trabajo. Y es que no es para menos, puesto que si pensamos en las horas que pasamos en nuestro trabajo sea cual sea nuestra profesión, incluso, si llegamos a pensarlo bien, es muy posible que pasemos tanto o más tiempo de nuestra vida con los compañeros de trabajo en el entorno laboral que con nuestras familias en el entorno del hogar. De ahí, la importancia del estudio del entorno laboral y de las relaciones interpersonales con nuestros compañeros de trabajo sean fundamental para un correcto desarrollo personal y de salud mental para los trabajadores.

Por otro lado, otro argumento que explicaría la importancia en la necesidad del estudio de esta patología es que según un estudio de Freudenberg (2001), los niveles de estrés psicosocial de ciertas profesiones podrían contribuir a crear una asociación entre profesiones y demencia. Esto que, a simple vista, puede resultar un tanto exagerado y aunque esta relación no esté del todo demostrada y explicitada, la simple duda de que, el desarrollo del síndrome de quemarse por el trabajo pueda causar trastornos cognitivos donde los trabajadores presenten dificultades en el procesamiento de la información y su capacidad para recordarla, justifica el incremento del interés por parte de académicos en el estudio de esta patología

A su vez, otro de los motivos para estudiar esta patología podemos justificarlo por su alto nivel de incapacitancia que produce en los trabajadores. Según las estadísticas, las personas que abandonan su puesto de trabajo por problemas relacionados de salud mental es claramente un porcentaje significativo como para que sea necesario el estudio del síndrome de quemarse por el trabajo, así como otras patologías relacionadas con la salud mental. Además, tanto la prevención como el tratamiento son claramente rentables para las empresas, ya que, según un estudio de Houtman et al. (1995) realizado en los Países Bajos, tras la aplicación de programas para prevenir el deterioro de la salud mental, se redujo el absentismo laboral hasta en un 60% mejorando, claramente, el ambiente laboral. Estos dos factores, hicieron que la productividad de la empresa mejorara un 40 %, por tanto, se hace evidente que la aplicación de estos programas son muy rentables para las empresas que lo lleven a cabo.




Por último, otro motivo que lleva a la necesidad del estudio de síndrome de quemarse en el trabajo es su inclusión de manera implícita en la ley de prevención de riesgos laborales y elementos de derecho, lo que conlleva que se haga necesaria su delimitación conceptual de otras patologías, para que a efectos legales, se pueda establecer compensaciones, derechos o bajas laborales según unos parámetros científicos, distinguiendo entre personas que realmente padecen la enfermedad de las que no y con qué nivel de intensidad. E incluso, del mismo modo, desde una perspectiva clínica, igualmente, se hace necesario el estudio de este síndrome para realizar un diagnostico diferencial y los médicos puedan diagnosticar con la mayor precisión posible, a un paciente de síndrome de quemarse por el trabajo, diferenciando de otras patologías relacionadas.

lunes, 13 de abril de 2015

3. El concepto y delimitación del SQT

1. Concepto de Burnout o SQT



En primer lugar, es importante conocer que el síndrome de quemarse por el trabajo tiene varias acepciones como desgaste psicologico, enfermedad de Tomás o estrés laboral asistencial. Esto, evidentemente presenta multitud de inconvenientes puesto que si a una patología se denomina de diferentes formas, posiblemente a causa de intentar traducir la terminología original anglosajona “bourn out”, se corre el riesgo de crear una gran confusión conceptual. Por tanto, desde nuestro punto de vista creemos como la denominación más correcta es el uso del término síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) para aludir en castellano al “burnout síndrome”. Esta denominación ayuda a la comprensión del fenómeno por diferentes razones:

  • Da información sobre la naturaleza del fenómeno al indicar que está integrado por un conjunto de síntomas
  • Nos informa sobre la necesidad de identificar y evaluar el conjunto de síntomas para poder realizar un diagnóstico adecuado de la patología
  • Desvía el foco de atención hacia el trabajo y no hacia el trabajador
  • Se desvía la patología laboral de la denominación coloquial
  • Permite diferenciar el fenómeno de otros fenómenos psicológicos que aparecen en condiciones de trabajo no deseables, como el estrés laboral, el desgaste emocional, fatiga, ansiedad.


Por tanto, el síndrome de quemarse por el trabajo es un conjunto de signos y síntomas que tiene su origen en el entorno de trabajo. El problema hay que buscarlo en el entorno laboral, NO en el individuo. Es importante remarcar que el problema se encuentra en el ambiente laboral, ya que a la hora de establecer un tratamiento se cometería un grave error si se focalizara en el trabajador en vez del entorno laboral, donde realmente se sitúa el foco del problema.

El síndrome de quemarse por el trabajo surge por la percepción del sujeto de una discrepancia entre los esfuerzos realizados y lo conseguido, creyendo el trabajador que realiza un gran trabajo para desarrollar su oficio y que todo ese trabajo no se ve ni recompensado ni reconocido, creándole frustración, ansiedad, etc. Por tanto, el trabajador se siente desbordado y se percibe impotente para hacer a los problemas que le genera su ambiente laboral.


2. Delimitación conceptual


Para delimitar el concepto del síndrome de quemarse por el trabajo, es importante diferenciarlo de otras enfermedades o fenómenos como el estrés o el mobbing. De este modo, nos surge la pregunta anteriormente planteada en el inicio: “¿qué diferencias hay entre el síndrome de quemarse por el trabajo y el estrés?” Pues bien, las diferencias son las siguientes:

Estrés                                                                               SQT
Sobre implicación en los problemas                     Falta de implicación
Hiperactividad emocional                                    Desgaste emocional
Daño fisiologico      Más daño emocional que fisiológico
Aceleración del ritmo de trabajo                           Lentitud y pesadez en el ritmo de trabajo
Depresión: para preservar energía física               Depresión: asociada a pérdida de ideales
Puede tener efectos positivos en exposiciones     Sólo tiene efectos negativos
moderadas

“¿Y entre el mobbing y el síndrome de quemarse por el trabajo?” El acoso psicológico o mobbing se aplica a situaciones grupales donde un sujeto es acosado por otros miembros del grupo al que pertenece con la complicidad del resto de integrantes de ese  grupo. Es acoso psicologico cuando se ejerce violencia psicologica sobre una victima en forma de conductas reprobables. Debido a este acoso, el trabajador- víctima se siente indefenso y tiende a un hundimiento psicológico, psicosomático y social, creando una gran fuente de estrés como ocurría en el síndrome de quemarse por el trabajo. Por tanto, una de las principales diferencias entre ambos fenómenos la encontraríamos en la fuente de estrés: mientras que en el síndrome de quemarse por el trabajo dicha fuente se situaría en la percepción del trabajador que se siente desbordado por las demandas de su ambiente laboral, en el mobbing este foco se encuentra en el conflicto interpersonal asimétrico en el que una de las partes (acosado) no tiene poder alguno sobre la otra parte (acosador). Por tanto, mientras que el mobbing es una fuente de estrés laboral originado por un conflicto interpersonal asimétrico, el síndrome de quemarse por el trabajo es una respuesta al estrés laboral crónico que se desarrolla cuando fallan los recursos de afrontamiento de problemas del individuo para manejar las situaciones de estrés.

Suele suceder que profesionales o trabajadores con una gran vocación que “se entregan” a su profesión, teniendo altos niveles de idealismo profesional y realizando su trabajo centrados en el trato hacia los demás, pueden desarrollar el síndrome de quemarse por el trabajo. Por tanto, según Gil Monte (2000) “todo trabajador que se enciende con su trabajo puede llegar a quemarse”.


3. ¿En qué consiste el SQT?


Una vez comparado el concepto de síndrome de quemarse con el trabajo con otros términos, que nos puede dar lugar a confusión, el siguiente paso debe ser el de profundizar en el síndrome de quemarse por el trabajo para llegar a una mayor comprensión de dicho fenómeno

Desde el inicio de este blog, quisimos que quedara clara la idea principal que el síndrome de quemarse por el trabajo es un proceso  de agotamiento físico y emocional que implica el desarrollo de actitudes negativas hacia el trabajo, pobre autoestima y pérdida de interés hacia las relaciones interpersonales del entorno laboral.
A su vez, tambien representa un mecanismo de respuesta, afrontamiento y autoprotección a los estresores crónicos laborales generados por la relación profesional-cliente, y por la relación profesional-organización, acompañado de una experiencia subjetiva de carácter negativo de sentimientos, cogniciones y actitudes, las cuales provocan alteraciones psicofisiológicas en la persona y consecuencias negativas para las instituciones laborales. Es un proceso continuo que aparece por la exposición prolongada en el tiempo ante eventos estresantes.

Así, retomando la definición del síndrome de quemarse por el trabajo que es aceptado por la comunidad cientifica, hoy en día, como “sindrome de agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal en el trabajo que puede desarrollarse por aquellas personas cuyo objeto de trabajo son personas en cualquier tipo de actividad”, explicamos cada uno de los anteriores factores:


  • Entendemos como agotamiento emocional a la pérdida progresiva de energía, desgaste, fatiga, que  sienten los trabajadores y que les lleva a pensar que ya no pueden dar más de sí mismos a nivel afectivo.
  • Por otra parte, caracterizamos a la despersonalización como el desarrollo de actitudes y sentimientos negativos hacia las personas destinatarias del trabajo (pacientes o clientes). Estas personas son vistas por los trabajadores de forma deshumanizada debido a un endurecimiento afectivo, lo que les lleva a culparles de sus problemas. Todo ello crea en el trabajador, en resumidas cuentas, irritabilidad, ansiedad, distanciamiento, actitudes negativas y respuestas frías e impersonales hacia los destinatarios/pacientes.
  • Por último entendemos por baja realización personal en el trabajo como la tendencia de los profesionales a evaluarse negativamente, afectando esa evaluación negativa a su capacidad para realizar el trabajo y para relacionarse con las personas a las que atienden. Por tanto, los trabajadores se sienten descontentos consigo mismos e insatisfechos con sus resultados laborales lo que provoca a su vez respuestas negativas hacia sí mismo, de rechazo hacia el trabajo (insatisfacción) incluyendo pérdida de la motivación. Los trabajadores en este punto, piensan que lo que antes era motivo de alegría ahora no lo es y se pierde la capacidad de disfrutar (anhedonia).

Siguiendo con nuestro intento de delimitar el síndrome de quemarse por el trabajo, exponemos a continuación una serie de síntomas clasificados en distintas categorías :



Síntomas cognitivos
Síntomas afectivo- emocionales
Síntomas actitudinales
Otros síntomas
Sentirse contrariado
Sentir que no valoran tu trabajo
Pensar que no puedes acabarlo todo
Pensar que trabajas mal
Falta de control
Verlo todo mal
Todo se hace una montaña
Sensación de no mejorar
Inseguridad
Pensar que el trabajo
no vale la pena
Pérdida de la autoestima
Nerviosismo
 Irritabilidad
Frustración
Agresividad
Desencanto
Aburrimiento
Agobio
Tristeza y depresión
Desgaste emocional
Angustia
Sentimientos de culpa
    Desagana a seguir trabajando
Apatía
Irresponsabilidad
Escaquearse
Pasar de todo
Estar harto
Intolerancia
Impaciencia
Quejarse por  todo
Evaluar negativamente a los compañeros
Romper con el entorno laboral
Ver al paciente como un enemigo
Frialdad hacia los pacientes
Indiferencia
Culpar a los demás de su situación
·         Aislamiento
Enfrentamientos
 Cansancio



Se puede considerar que las conductas observables de las personas que desarrollan el síndrome de quemarse por el trabajo y las alteraciones fisiológicas son consecuencia de los procesos afectivo-emocionales, cognitivos y actitudinales.

Además de todos los síntomas citados anteriormente, para diagnosticar a una persona con el síndrome de quemarse por el trabajo hay que tener en cuenta el contexto en el que podría darse la patología así como la concurrencia de varios síntomas de diferentes ámbitos (cognitivo, actitudinal y afectivo-emocional) ya que de lo contrario podríamos cometer el error de diagnosticar a una persona con esta patología cuando en realidad no es así y simplemente si se encuentra agotado emocionalmente es por alguna causa que no tiene por qué implicar el desarrollo de la enfermedad o incluso en otro ejemplo más representativo, un trabajador puede mostrarse cínico o cruel simplemente por motivos de su personalidad o de su educación sin tener por qué desarrollar esta patología.

Para concluir esta entrada, para decir si una persona tiene el síndrome de quemarse por el trabajo o no, se debería evaluar cada uno de los posibles síntomas en las diferentes áreas por separado (cognición, afectivos, actitudinales) sin intentar llegar a una puntuación única. Además, deberemos conocer la frecuencia y la intensidad de estos síntomas, que a todas luces son independientes, puesto que la aparición de un síntoma de un determinado ámbito, por ejemplo aburrimiento (emocional) no conlleva la aparición de otro síntoma, apatía (conductual). Sin embargo, en las siguientes entradas desarrollaremos más extensamente los aspectos relacionados con la evaluación

jueves, 9 de abril de 2015

4. Antecedentes del SQT

Como ya vimos en entradas anteriores, el origen del síndrome de quemarse por el trabajo se encuentra en las relaciones interpersonales que se establecen en el entorno laboral. A su vez, también remarcamos que el entorno laboral y las condiciones de trabajo son los únicos factores que intervienen en la etiologia del sindrome, ya que se consideraría un error establecer un tratamiento dirigido única y exclusivamente hacia el trabajador cuando el problema se encuentra realmente en el entorno laboral. A pesar de ello, las fuentes de estrés laboral pueden afectar  de manera diferente al desarrollo de los síntomas en función de algunas variables de personalidad (estilos de afrontamiento, locus de control, personalidad resistente) de otras variables (edad, sexo, nivel educativo) o de condiciones personales (por ejemplo relaciones extralaborales) que darán una evolución del síndrome diferente.

En esta entrada, nos vamos a centrar en los principales antecedentes del síndrome de quemarse por el trabajo, que si bien ya hemos comentado que el origen de esta patología se encuentra en el deterioro de las relaciones interpersonales en el entorno laboral, hay otros antecedentes que contribuyen significativamente a su desarrollo. Partiendo de la idea de que las empresas son organizaciones sociales y entendiendo organizaciones como sistema abierto, se han establecido cuatro categorías para organizar los antecedentes más relevantes del síndrome de quemarse por el trabajo. Estos ámbitos son el carácter social, antecedentes de carácter físico y tecnológico de la organización, antecedentes interpersonales y antecedentes de carácter individual:


Antecedentes del entorno social de la organización


Las transformaciones del entorno socioeconómico y del mercado laboral han originado un fuerte crecimiento del sector servicios, donde los trabajadores pasan más tiempo con los clientes lo que implica una mayor implicación emocional por parte de los trabajadores hacia los clientes. Otros cambios acontecidos en el entorno social que pueden acelerar la aparición o impacto de esta patología son los movimientos migratorios donde los trabajadores realizarán su desempeño laboral en grupos de trabajo multicultural. Esto lejos de ser negativo en sí mismo, puede originar conflictos entre los trabajadores con diferentes modos de ver y entender la vida.

Por otra parte, el incremento de la educación de la población y la difusión de los medios de comunicación en masa, ha originado que una proporción cada vez mayor incremente sus exigencias sobre la calidad del servicio que desean recibir produciendo el fenómeno conocido como “sociedad de la queja”. Este fenómeno es claramente entendible si pensamos en los cambios de actitud y comportamiento de los pacientes cuando acuden a la consulta de un trabajador de ciencias de la salud. En décadas anteriores, los pacientes creían firmemente lo que les prescribía el médico, ahora, en cambio, con la facilidad de acceso a la información y la mejora en la formación y educación de la población, los pacientes critican la actuación de un personal sanitario aún cuando ésta ha sido correcta y demandan que se les haga una serie pruebas o medicamentos cuando no están justificadas. El problema de esta serie de actitudes y comportamientos de los pacientes, que lógicamente, no siempre ocurre así, es que desemboca en una pérdida del prestigio social de los profesionales de la salud y en un deterioro de la relación profesional entre los trabajadores y los clientes, que llegan con demasiada frecuencia a las agresiones físicas y verbales, siendo esto claramente una fuente estresora para el trabajador que puede desarrollar el síndrome de quemarse por el trabajo.


Antecedentes del sistema físico-tecnológico de la organización


Junto a las demandas sociales anteriormente comentadas, las características de las empresas en las que desempeñan su trabajo también van a causar la aparición de algunas de las principales fuentes de estrés laboral. Estas organizaciones adoptan una configuración burocrática, con el objetivo de buscar un orden racional en la gestión y distribución de sus asuntos y que se puede clasificarse como burocracia mecánica o profesional . Así, dependiendo del tipo de burocracia elegida por una empresa puede causar un antecedente al síndrome de quemarse por el trabajo. Así en el caso de la burocracia mecánica, el origen del síndrome de quemarse por el trabajo puede estar en la monotonía y rutina que se produce en este tipo de organizaciones mientras que en la burocracia profesionalizada está causado por la indefinición de roles y una estructura con demasiada laxitud lo que puede conllevar una alta frecuencia de conflictos interpersonales y el origen del síndrome de quemarse por el trabajo.

En cuanto a la tecnología de la empresa, también puede ser un factor importante a la hora del desarrollo del síndrome de quemarse por el trabajo debido a que trabajos con un alto grado de componente tecnológico pueden generar puestos puramente cognitivos que varíen las condiciones de trabajo como el ritmo de trabajo impuesto, el aislamiento social o las disfunciones de roles que pueden ser variables desencadenantes del síndrome de quemarse por el trabajo. A su vez, la tecnificación de las relaciones interpersonales cliente-profesional favorece las actitudes de despersonalización en la atención ya que propicia un trato de frialdad e indiferencia hacia los clientes de la organización


Antecedentes del sistema social-interpersonal


Este nivel tiene que ver con la calidad de las relaciones interpersonales que se establecen en el contexto social de la empresa y resulta clave para entender la aparición y desarrollo del proceso del síndrome de quemarse por el trabajo.

Los trabajadores del sector servicios se ven implicados continuamente en procesos de intercambio social. En estos intercambios sociales, los conflictos interpersonales, la falta de apoyo social, la implicación y el contagio emocional, y la falta de control sobre la tarea van a ser variables fundamentales para entender el proceso del síndrome de quemarse por el trabajo.


Antecedentes de carácter individual


Algunas características personales son variables relevantes que deben ser consideradas para explicar la incidencia del síndrome de quemarse por el trabajo. Estas variables tiene efectos desencadenantes o facilitadores en el proceso de desarrollo del síndrome y explican el por qué el estrés laboral y el síndrome de quemarse por el trabajo son fenómenos subjetivos e individuales.
En este nivel se recogería un conjunto de variables que aún estando vinculadas a la interacción social y los procesos de socialización, se localizan en el sistema personal. Las variables que explican la motivación para la ayuda (conducta prosocial, altruismo u orientación comunal) la autoeficacia percibida o el nivel de idealismo existente sobre la profesión que está ejerciendo el trabajador van a ser determinantes para entender el síndrome de quemarse por el trabajo.

Además, se han propuesto diferentes características personales para explicar el proceso de desarrollo del síndrome de quemarse por el trabajo, éstas son:
  • Variables sociodemográficas. La revisión de la literatura ha llevado a concluir que existe una tendencia a obtener diferencias significativas en función del sexo en los niveles de despersonalización, siendo su incidencia mayor en hombres, sin embargo, para los niveles de agotamiento emocional y de baja realización personal no había diferencias significativas. En cuanto a la edad, hay estudios que avalan que hay una mayor incidencia en el síndrome de quemarse por el trabajo, en profesionales de entre 30 y 50 años. Para otras variables como estado civil, número de hijos, grado académico, puesto de trabajo o tipo de contrato, los resultados obtenidos son muy dispares y es difícil de concluir sobre la existencia de tendencias
  • Variables de personalidad. Se ha identificado que los profesionales con personalidad “resistente” o hardiness, presentan incidencias más bajas al desarrollo del síndrome de quemarse por el trabajo. Esta personalidad actúa como una fuente de resistencia ante los acontecimientos estresantes basado en tres pilares: compromiso en lo que se está haciendo, control y reto ante los cambios que no son vistos como amenazas a su seguridad. Otra característica de personalidad que se asocia significativamente con el síndrome de quemarse por el trabajo es el locus de control, donde trabajadores con tendencias a pensar que el control de los eventos vitales y sus respectivas consecuencia dependen de factores externos son más propensos a desarrollar el síndrome de quemarse por el trabajo en comparación con aquellos trabajadores que pensaban que sus decisiones y acciones son las que marcan el devenir de sus vidas. Por otro lado, encontraríamos una relación muy importante entre la afectividad negativa y el desarrollo del síndrome de quemarse por el trabajo. La afectividad negativa es una variable de personalidad que se caracteriza porque los individuos tienden a ver el mundo y a sí mismos de manera negativa. Ello conlleva a que personas que tienden a ver el mundo de este modo, desarrollen agotamiento emocional y despersonalización. En cambio, los individuos que emplean habitualmente estrategias de afrontamiento del estrés de carácter activo o centrados en el problema frente a individuos que utilizan estrategias de evitación o escape, presentan menor probabilidad en el desarrollo del síndrome de quemarse en el trabajo.


Por tanto y como conclusiones a esta cuarta entrada diremos que las personas más afectadas por el síndrome de quemarse por el trabajo son profesionales expuestos a un alto nivel de contacto con el paciente, con el sufrimiento y la muerte, y con una sobrecarga de trabajo (enfermeras, médicos, psicólogos, asistentes sociales, etc.) siendo su perfil de  gran compromiso con su trabajo, altas expectativas y metas, alto grado de altruismo y empatía, alto grado de idealismo, perfeccionistas y constantes, baja autoestima, tendencia a la sobreimplicación emocional, patrón de conducta tipo A. Como estresores que pueden originar el síndrome de quemarse por el trabajo los hemos clasificado en cuatro niveles que resumimos a continuación:

Estresores del entorno social de la organización:
  • Sobrecarga laboral: escasez de instituciones, medios y personal frente a la gran demanda social.
  • Horarios excesivos (más de 8 h/día) y turnos de jornada cambiantes
  • Traslados e inestabilidad laboral.
  • Crisis de identidad profesional: El profesional ha de respetar la autonomía del paciente aunque su decisión sea equívoca o inapropiada para su salud.     
  • ''La sociedad de la queja'': excesivas exigencias de los ciudadanos produciendo situaciones conflictivas e incluso  agresiones físicas o verbales.
  • Responsabilidad jurídica. Cada vez se producen más denuncias contra el profesional.
  • Pérdida del prestigio: no sentirse reconocido, valorado ni respetado en su trabajo.
  • Trabajo emocional: contacto directo con pacientes, fuerte implicación emocional, continuo enfrentamiento al sufrimiento y a la muerte del paciente, así como dolor por la pérdida de un ser querido que padecen los familiares y allegados.

Estresores  físicos-tecnológicos
  • Compleja configuración estructural de la organización: barreras que dificultan el trabajo y provocan frustración (conflicto de rol).
  • Normas y procedimientos burocráticos que influyen en la libertad de acción.
  • Nuevas tecnologías: grado de adaptación requerido frente a la rapidez de los cambios, aislamiento social, etc.

Estresores interpersonales
  • Conflicto del rol laboral: conflicto entre el rol esperado y el percibido.
  • La ambigüedad de rol: incertidumbre que se tiene del rol por falta de información o límites impuestos.
  • El conflicto de rol: conflicto emocional entre lo que se espera del trabajador y lo que el trabajador considera que debe realizar.
  • Falta de apoyo social en el trabajo
  • Conflictos interpersonales: relaciones desconfiadas, competitivas o destructivas entre el personal sanitario.
  • Falta de cooperatividad.
  • Trabajar con compañeros que padezcan SQT: ''las personas quemadas también queman''

Estresores a nivel del individuo
  • Expectativas profesionales irreales: idealización del trabajo y el posterior desencanto del mismo.
  • Exceso de motivación, implicación y compromiso hacia el trabajo.
  • Sobreimplicación del profesional en los problemas de los pacientes y sentimiento de excesiva responsabilidad.
  • Frustración por no poder curar o mejorar la vida del paciente.
  • Percepción de no ser recompensado de manera proporcional a lo que se aporta.
  • Crisis de autoeficacia: produce frustración por no sentirse eficaz y competente.
  • Variables de personalidad: personalidad del tipo A, neuroticismo, afectividad negativa o carencia de extraversión, afabilidad, tesón (locus de control), apertura mental y a la experiencia, autoconocimiento o resistencia a los estresores.